Cada momento de la vida, tanto por el proceso evolutivo de las personas como por las
circunstancias externas que rodean a cada individuo, tiene una expresión distinta en cuanto al
ámbito de la sexualidad. Esto es así desde el nacimiento.
En los primeros momentos y meses de la vida de una persona la realidad de su existencia la
componen aspectos puramente sensoriales. La única realidad que un bebé percibe es la
resultante del cúmulo de sensaciones que experimenta. Si retomáramos una postura adulta
ante esto, podríamos considerar que la vida, en los primeros meses, es pura sexualidad. Esto
probablemente sea cierto aunque debamos aclarar que se trata de realidades y experiencias
distintas de lo que podemos considerar la sexualidad adulta.
Los y las bebés, algo que resulta fácilmente observable, reaccionan y experimentan a través de
sus órganos sensoriales. Además de emitir conductas destinadas a cubrir sus necesidades
básicas, el mundo es un cúmulo de experimentación y percepción de sensaciones provenientes
de los cinco sentidos.
Podemos favorecer el desarrollo de los y las bebés aportando estímulos que fomenten sus
necesidades primordiales. Puede ser interesante destacar que abrazándolos, jugando con ellos,
no sólo estimularemos un crecimiento apropiado con respecto a su sexualidad, si no que
favoreceremos su desarrollo integral en esta etapa.
Otra cuestión influyente en la caracterización de la sexualidad de los niños y niñas que puede
tener consecuencias posteriores es la desnudez. A través de la información que transmitamos
sobre esta cuestión ellos elaborarán ideas sobre la desnudez propiamente dicha, sobre sus
cuerpos y también sobre sí mismos. Se trata de una comunicación que se realiza tanto por
palabras como por hechos y actitudes.Además de la estimulación física y de la valoración del cuerpo es importante que durante los primeros años de vida el bebé desarrolle una sensación de confianza. Esto quiere decir que el bebé perciba de los adultos y del entorno que le rodea mensajes de calma y de continuidad. De esta manera el bebé se percibirá de una manera positiva y sosegada y entenderá que el mundo que le rodea es coherente y predecible. 21 La confianza redundará ya en estos momentos en la autoestima que el niño y la niña vayan desarrollando posteriormente y en la capacidad de estos para confiar y aproximarse emocionalmente a los demás. La confianza se adquiere fundamentalmente a través de los padres y madres , quienes la pueden enseñar a base de coherencia de sus acciones y actitudes y perseverancia en sus planteamientos, haciendo que el bebé sea capaz de empezar a predecir los acontecimientos más cotidianos.
SEXUALIDAD Y ADOLESCENCIA
El y la adolescente emerge del mundo infantil y emplea todas sus energías en perseguir una identidad y unas características propias. Es un proceso en el que se reclama insistentemente una mayor independencia y cuando se debe aceptar un mayor grado de responsabilidad. En este marco las relaciones familiares se vuelven ambivalentes. En determinados momentos en la adolescencia busca un gran distanciamiento y autonomía, en otras ocasiones se pretende volver al cobijo de la familia. Todo esto de forma intermitente y a veces pidiendo a la vez autonomía y protección. Resulta esencial disponer de espacios donde sea posible abordar los distintos momentos y situaciones que marcan el mundo del adolescente y donde además nosotros como adultos podamos expresar nuestros puntos de vista y nuestras preocupaciones. Es desgraciadamente frecuente que ante los y las adolescentes las únicas comunicaciones existentes versen sobre el desacuerdo de adultos ante su conducta. Esto suele generar círculos viciosos donde las persona adultas piden disciplina; en la adolescencia se responde con la insumisión; y las personas adultas solicitan aún más disciplina. Las restricciones y las responsabilidades impuestas a adolescentes deben modificarse a medida que pasan los años. No debemos olvidar que se trata de un período de continuo crecimiento hacia la madurez personal. Cuando se consigue que existan canales de comunicación amplios y sinceros, además de incidir en un desarrollo armónico de los y las adolescentes, estaremos enseñando a expresar a los demás sentimientos.
Se trata de un variable fundamental en toda relación íntima. Así estaremos ejercitando una capacidad que redundará en la calidad de la vida emocional y sexual de nuestros los y las menores. También podremos exponer nuestras posiciones ante la sexualidad de una forma que sean escuchadas y tenidas en cuenta. De esta manera podremos discutir con ellos la relevancia de realizar el acto sexual, la importancia de la calidad de la relación con otra persona, la necesidad de que exista confianza mutua en la pareja, el uso de los anticonceptivos, etc. Con todo esto conseguiremos que se adentren con las mejores capacidades en la exploración adulta del mundo de la sexualidad.
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